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¿Bujutsu o Budo, cuál es la diferencia?

El término “Bujutsu” (武術) o “Bugei” (武芸) hace referencia a las antiguas artes marciales japonesas practicadas por los guerreros samuráis, y su esencia radica en la guerra, en la efectividad del combate. Estas disciplinas, conocidas como “Koryu” (escuelas antiguas), como por ejemplo la “Katori Shinto Ryu”; fueron desarrolladas durante siglos con un enfoque muy práctico y directo: vencer al oponente en el campo de batalla. La verdad es que, cuando uno practica un arte Koryu, se siente esa conexión con la historia, con una época en la que la vida o la muerte dependían de la habilidad en el campo de batalla. En mi experiencia, ser parte de una escuela Koryu es entrar en un mundo donde la tradición lo es todo. La transmisión de técnicas, los rituales, incluso la manera en que te enseñan a caminar o ejecutar técnicas con o sin armas, son parte de una cultura marcial que ha permanecido intacta durante generaciones.

Sin embargo, con la llegada de la “Restauración Meiji” en 1868, Japón cambió radicalmente. Se puso fin al feudalismo, y los samuráis, que durante siglos habían sido la clase guerrera dominante, dejaron de tener un rol militar activo. El “Decreto Haitorei” de 1876, que prohibió a los samuráis llevar espadas en público, fue un golpe contundente a la cultura del Bujutsu. Las artes marciales ya no eran necesarias para la guerra, y las técnicas que habían sido perfeccionadas durante siglos comenzaron a perder relevancia en un Japón que se modernizaba a pasos agigantados. Pero en lugar de desaparecer, las artes marciales evolucionaron. Fue en ese contexto que el “Bujutsu” se transformó en “Budo” (武道), donde "Do" (道) significa "camino". Ya no se trataba solo de vencer en combate, sino de usar las artes marciales como una vía para el crecimiento personal y la mejora espiritual.

Con este cambio surgieron las “Gendai Budo”, o artes marciales modernas, ejemplos como el Karate-dō, el Judō, el Iaidō y el Aikidō. Estas disciplinas, que he practicado con gran respeto, son un reflejo de cómo Japón adaptó su herencia marcial a los tiempos modernos. El Judō, fundado por Jigoro Kano, tomó su experiencia y conocimiento en escuelas antiguas de Jujutsu y lo convirtió en una herramienta para educar tanto el cuerpo como la mente, promoviendo valores como la cooperación y el respeto mutuo. Practicar estos Gendai Budo me ha permitido desarrollar excelentes habilidades técnicas, sino también trabajar en mi carácter, aprender a controlar mis emociones y aplicar los principios de disciplina y superación en mi vida diaria.

El “Goshin”, por su parte, se enfoca en la defensa personal y responde a las necesidades contemporáneas de seguridad, tomando elementos tanto de las artes Koryu como de las Gendai. Aunque tiene un enfoque práctico, me gusta ver cómo incluso en el Goshin, si se practica con dedicación, uno puede encontrar el camino del Budo: un enfoque integral que busca no solo derrotar al oponente, sino también entenderse mejor a uno mismo.

A través de mi experiencia, he descubierto que, aunque las “Koryu” y los “Gendai Budo” pueden parecer muy diferentes en su enfoque, ambas comparten una misma esencia: el deseo de perfeccionarse a través de la práctica. Ser parte de una Koryu es sumergirse en un legado milenario, donde cada técnica está impregnada de la historia de Japón y de los valores que los samuráis vivieron y murieron defendiendo. En cambio, las Gendai Budo me permiten aplicar esos mismos principios en el contexto de la vida moderna, usando el dojo como un espacio para crecer, no solo como artista marcial, sino como ser humano. Esta dualidad me recuerda que, aunque el mundo cambie, los valores fundamentales del Budo siguen siendo universales y atemporales.


Fuentes:

- Draeger, D. F. *The Martial Arts of Japan: Classical Budo*. Weatherhill, 1973.
- Skoss, D. *Keiko Shokon: Classical Warrior Traditions of Japan*. Koryu Books, 1997.
- Lowry, D. *Sword and Brush: The Spirit of the Martial Arts*. Shambhala Publications, 1995.
- Hurst, G. Cameron. *Armed Martial Arts of Japan: Swordsmanship and Archery*. Yale University Press, 1998.


Muchas gracias por leerme,

Amhed Betancourt, Shibu- chō
Daito Ryu Aiki-jūjutsu Renshinkan
México, Morelia Branch
[email protected]
Fotógrafo: Alfredo Soria

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