Matsuda-den Daito-ryu: Los preceptos de su libro Iroha Kun y la sabiduría del bujutsu tradicional

Matsuda Toshimi

En el amplio camino del bujutsu japonés, algunas ramas crecen discretamente, ocultas por la sombra de los siglos, pero cuyas raíces alimentan todo el bosque. El Matsuda den Daito Ryu, es una de esas ramas: profunda, compleja, a veces hermética, siempre vibrante. No es sólo un arte de combate, sino un legado espiritual y técnico que ha moldeado silenciosamente otras escuelas más visibles. Su importancia histórica no radica únicamente en su eficacia marcial, sino en la manera en que encarna una visión completa del ser humano en relación con el conflicto, el cuerpo y la armonía.

Entre los pocos y autenticos guardianes del Daito Ryu Jujutsu, uno merece particular reverencia: Toshimi Matsuda. No fue solamente uno de los mejores discípulos de Sokaku Takeda, sino también un verdadero heredero de su intención. Matsuda no buscó figurar en los grandes escenarios del reconocimiento público. En cambio, dedicó su vida a transmitir lo esencial con claridad, humildad y profunda fidelidad al espíritu original del arte. Su legado, conocido hoy como Matsuda-den, representa una de las ramas más auténticas y depuradas que derivan del linaje de Sokaku Takeda.

La relación entre Matsuda y Sokaku Takeda no fue meramente la de un estudiante con su maestro. Fue la de un discípulo que comprendió no sólo las técnicas visibles, sino también los silencios entre cada movimiento. Matsuda se convirtió en un puente entre generaciones, entre la tradición rígida y la necesidad de adaptación en tiempos modernos. En su Shobukan Dojo, se cultivó un espacio donde distintas escuelas podían dialogar, sin perder su esencia.

Su método pedagógico se caracterizaba por la simplificación, en vez de aferrarse a la complejidad de los rituales técnicos, Matsuda optó por hacer accesible lo profundo, transmitiendo tanto oral como de forma escrita, los principios invisibles que dan vida al movimiento y a los secretos del arte. Comprendió que el verdadero maestro no es quien añade peso al conocimiento, sino quien libera al estudiante de sus cargas innecesarias.

El Iroha Kun: Preceptos del Daito Ryu Aiki Jujutsu

Entre los tesoros que Matsuda dejó, destaca su libro Iroha Kun. El nombre no es trivial: iroha refiere a los caracteres básicos del alfabeto japonés, una forma poética de aludir a los fundamentos. Así como el iroha permite formar palabras, los principios del Iroha Kun permiten formar un espíritu marcial maduro y un camino que nos guía hacia el progreso como practicante.

En este libro, se condensan 48 preceptos orales que Matsuda escribió y sintetizó. Estas enseñanzas abordan no solo técnicas de aiki-jujutsu, sino también aspectos de biomecánica, golpeo (atemi), desplazamiento, y estrategia. Cada línea es una cápsula de sabiduría condensada, que se abre únicamente con la práctica consciente y el diálogo entre maestro y discípulo.

En su trasfondo filosófico, el Iroha Kun propone valores universales: eficiencia sobre fuerza bruta, adaptabilidad frente al conflicto, y una profunda conexión entre mente y cuerpo. Más que derrotar al oponente, busca vencer la rigidez interior que impide el fluir natural del ser.

En la tradición japonesa, lo esencial no siempre se escribe. Muchas enseñanzas se transmiten a través del kuden, el arte de decir al oído, de guiar con la mirada, de corregir con un gesto. Matsuda eligió además escribir, pero lo hizo sin dogmatismos, en palabras sencillas, para que lo profundo no se convirtiera en inaccesible.

El Iroha Kun no es un manual cerrado. Es una invitación. Una guía que necesita del rol vivo de un maestro, quien interpreta, contextualiza y activa los principios dormidos en el texto. El densho (los textos tradicionales) son como mapas sin escala: necesitan de alguien que conozca el terreno. El kuden es esa escala humana, la sabiduría transmitida con compasión y experiencia.


Matsuda Toshimi supo que el verdadero legado no es un estilo, sino una actitud. Su obra, tanto en el dojo como en el Iroha Kun, nos recuerda que el bujutsu no es una técnica para pelear, sino un camino para comprender la naturaleza de la vida. Para escuchar el cuerpo, para aquietar la mente, para vivir con conciencia. Esa es la herencia que, como practicantes serios, debemos cultivar: no sólo la técnica de la forma, sino la forma de vivir con sentido y propósito.

Así como el agua toma la forma del recipiente, el espíritu del budoka se adapta a los tiempos, pero no pierde su esencia. En el silencio de un precepto escrito con humildad, resuena el eco eterno del arte verdadero.

Amhed Betancourt, Shibu- chō
Daito Ryu Aiki-jūjutsu Renshinkan
México, Morelia Branch
[email protected]
www.ensobudodojo.com


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