Para mí, practicar una línea histórica legítima y auténtica de Daitō-ryū Aiki-jūjutsu, como es el caso del Daito Ryu Aikijujutsu Renshinkan, es esencial para preservar la esencia y los principios de este arte marcial tradicional. Este estilo tiene sus raíces en los antiguos sistemas de combate de los samuráis y fue consolidado por Sokaku Takeda. Él transmitió su conocimiento a Toshimi Matsuda, quien a su vez lo pasó a Takeshi Maeda, y hoy es preservado y liderado por Michio Takase Sensei. Sentirme parte de este linaje, que ha sido cuidadosamente resguardado y transmitido, me llena de orgullo y me motiva a mantener vivas las enseñanzas y la filosofía del Daitō-ryū.
Para mí, Renshinkan no es solo un lugar para aprender técnicas de combate; es un puente hacia un legado cultural que trasciende el tiempo. Cada movimiento, cada técnica y cada lección que se transmite en esta línea contiene siglos de conocimiento refinado. Pero no se trata solo de ser eficaz físicamente: este camino me ha ayudado a crecer como persona. Practicar dentro de una línea legítima no solo asegura la autenticidad del arte, sino que también me ofrece una experiencia enriquecedora que tiene un impacto profundo en mi vida.
Sé que la instrucción bajo una línea autorizada es crucial para garantizar que aprendo de manera correcta y con profundidad. En Renshinkan, tengo la oportunidad de estudiar bajo un linaje directo de maestros calificados, cuyo conocimiento y dedicación a la tradición son incuestionables. Gracias a ellos, no solo he mejorado en las técnicas, sino que también he abrazado los valores fundamentales del Daitō-ryū: el respeto, la humildad y el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Estos valores no solo me guían en el dojo, sino que se han convertido en parte de mi filosofía de vida.
Creo que, sin esta conexión con una línea legítima, las enseñanzas del Daitō-ryū podrían perderse o diluirse con el tiempo. No se trata solo de ejecutar técnicas de manera correcta; se trata de preservar el espíritu del arte, su filosofía y todo lo que lo hace único. Practicar bajo esta tradición me da la certeza de que estoy ayudando a mantener viva una herencia cultural que tiene tanto valor en lo técnico como en lo humano.
Comprometerme con Renshinkan me hace sentir parte de algo más grande que yo. Soy consciente de que, como estudiante, soy un eslabón más en esta cadena histórica viva. Cada vez que entreno, no solo aprendo para mí, sino que contribuyo a preservar una tradición que trasciende generaciones. Siento que es mi responsabilidad honrar a los maestros que nos precedieron y asegurar que las futuras generaciones puedan acceder a este arte marcial auténtico, lleno de principios de armonía, eficacia y respeto por la historia. Practico porque creo en esta tradición y en lo relevante que sigue siendo en el mundo actual.
