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Meditación 8

La importancia de ser congruente y sincero en la práctica de un arte marcial

Cuando decidimos adentrarnos en el mundo de las artes marciales, lo hacemos por diversas razones, pero, más allá de esas metas o motivaciones personales, hay algo fundamental que a veces se pasa por alto: la sinceridad y la honestidad con uno mismo al comprometerse con esta práctica.

Practicar un arte marcial, muy especialmente si es tradicional, va más allá de aprender técnicas o movimientos impresionantes. Implica una serie de compromisos que pueden cambiar nuestra forma de ver el mundo y, sobre todo, nuestra manera de comportarnos. Cuando solicitamos ser admitidos en un dojo, no estamos simplemente comprando una clase o accediendo a un servicio como lo haríamos en un gimnasio. Estamos, de alguna forma, entrando en una relación con el dojo, el Sensei y una tradición, donde las expectativas y responsabilidades son mucho más profundas.

Es fácil pensar que, al ingresar, estamos adquiriendo ciertos derechos: "Pago mi mensualidad, por lo tanto, tengo derecho a aprender". Y aunque es cierto que la enseñanza es parte del proceso, lo que a veces se malinterpreta es la naturaleza de la relación. No estamos allí para exigir, sino para recibir con humildad lo que el Sensei tiene para ofrecer.

El compromiso es clave. El simple hecho de haber solicitado entrar al dojo ya es un acto de voluntad, un deseo de aprender, y con eso vienen una serie de deberes que quizás no esperábamos. La puntualidad, el respeto, la disciplina y la dedicación son solo algunas de las cosas que se nos exigen, pero que, en realidad, deberíamos exigirnos a nosotros mismos si realmente queremos avanzar.

El dojo no es un lugar donde compramos resultados, es un espacio donde se forja nuestro carácter. Y aquí es donde la congruencia juega un papel fundamental. Si no somos sinceros con nuestras intenciones, si no estamos dispuestos a sacrificar tiempo, comodidad o nuestro ego, tarde o temprano esa falta de coherencia se reflejará en nuestro progreso. ¿De qué sirve aparentar comprometerte a aprender, si no somos capaces de defendernos de nuestras propias excusas?

La humildad es otra pieza esencial. Al cruzar la puerta del dojo, es importante recordar que fuimos nosotros quienes pedimos ser admitidos, no al revés. Por eso, cada corrección, cada consejo, cada instrucción del Sensei debe ser recibido con gratitud, no con orgullo herido. Estamos allí para aprender, para vaciarnos de lo que creemos saber y permitir que la enseñanza tradicional nos transforme.

En resumen, practicar un arte marcial tradicional requiere de una congruencia constante entre lo que decimos que queremos lograr y las acciones que estamos dispuestos a tomar para alcanzarlo. No es un camino fácil, pero la recompensa va mucho más allá de dominar una técnica: nos convierte en mejores personas. Así que, cuando pongas un pie en el dojo, hazlo con humildad, sinceridad y el deseo genuino de aprender, sabiendo que el verdadero trabajo empieza contigo mismo.

Son bienvenidos a mi Dojo, los que quieran aprender…
Domo arigatou gazaimasu


Amhed Betancourt, Shibu- chō
Daito Ryu Aiki-jūjutsu Renshinkan
México, Morelia Branch
[email protected]
+52 4432214104
Fotógrafo: Alfredo Soria

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